Susan Taube narra su deportación de Berlín al ghetto de Riga, Letonia, y los días inmediatamente posteriores. Susan fue deportada en enero de 1942 junto con su madre, su hermana y su abuela.
La transcripción completa
SUSAN TAUBE: “No teníamos comida ni agua, excepto lo que llevábamos, nada más. Había dos baldes de cada lado para nuestras necesidades fisiológicas y eso era todo. Cuando el vagón se llenó, lo cerraron herméticamente desde afuera y partimos”.
NARRADOR: Más de sesenta años después del Holocausto, el odio, el antisemitismo y el genocidio todavía amenazan a nuestro mundo. Las historias de vida de los sobrevivientes del Holocausto trascienden las décadas, y nos recuerdan que permanentemente es necesario ser ciudadanos alertas y poner freno a la injusticia, al prejuicio y al odio, en todo momento y en todo lugar.
Esta serie de podcasts presenta fragmentos de entrevistas a sobrevivientes del Holocausto realizadas en el programa público del Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos llamado En primera persona: conversaciones con sobrevivientes del Holocausto.
En el episodio de hoy, Susan Taube le cuenta al presentador, Bill Benson, cómo fue su deportación de Berlín al ghetto de Riga, Letonia, en enero de 1942.
SUSAN TAUBE: El domingo a la mañana todos teníamos que reunirnos al frente de la sinagoga. Había camiones allí en caso de que alguien no pudiera caminar hasta la estación de trenes que se llamaba Grunewald. Quedaba como una hora a pie; no sé bien. Nos dijeron: “Podemos llevarlos en los camiones”, pero caminamos y llegamos a la estación, y los camiones, también. No vimos un tren, sino los vagones de ganado, que pueden verse aquí, en el Museo. Abrieron los vagones de ganado, abrieron las puertas, y a cada vagón de ganado obligaron a subir a 80 ó 90 personas. A lo largo de las paredes había bancos hechos de paja y el piso estaba cubierto de paja, y ahí teníamos que sentarnos o recostarnos, o estar como pudiéramos 90 personas. No teníamos comida ni agua, excepto lo que llevábamos, nada más. Había dos baldes de cada lado para nuestras necesidades fisiológicas y eso era todo. Cuando el vagón se llenó, lo cerraron herméticamente desde afuera y partimos.
Era un invierno muy frío, un invierno extremadamente frío. Desde luego, nos sentábamos uno al lado del otro para mantenernos calientes, pero era horrible. Creo que el viaje en tren duró unos dos o tres días, no recuerdo con exactitud. Sé que llegamos a Riga el 29 ó 30 de enero. Al llegar, se abrieron las puertas, y estaban las SS y los perros. Nos decían: “¡Salgan, salgan, salgan!”. Apenas podíamos movernos. Estábamos congelados, pero nos decían: “¡Salgan, salgan, salgan!”. Nos golpeaban con… No sé qué tenían. Nuevamente, nos reunieron frente al tren y nos dijeron: “Si pueden caminar, son unos 5 kilómetros hasta su destino. De lo contrario, podemos llevarlos en el camión. Pueden dejar todas sus pertenencias aquí y se las llevarán a su destino”. Bueno, nunca volvimos a ver nada de lo que dejamos allí ni tampoco a las personas que subieron al camión.
Marchamos. En ese momento, estaba oscureciendo. Llegamos a un lugar que estaba completamente rodeado por tela metálica doble. Nos obligaron a entrar a una casa, sin luz, sin agua, sin nada. No sabíamos dónde estábamos ni qué ocurría. No teníamos idea de nada. A la mañana siguiente, cuando amaneció, salimos y vimos ropa tirada, todo cubierto de hielo. Todo estaba congelado y cubierto de hielo. En el hielo había manchas rojas. No sabíamos qué había pasado. Después, nos enteramos que éste había sido el ghetto de la población judía de Letonia que estuvo reunida allí durante 3 meses y que también habían trasladado el mes anterior a nuestra llegada, y terminaron en fosas comunes: 29.000 personas.
BILL BENSON: Susan, mencionó que cuando se despertó a la mañana todo estaba cubierto de hielo. Había comida en los platos de la gente que fue forzada a salir, los judíos de Letonia que los precedieron, y los platos y todo lo que estaba dentro de la casa estaba cubierto de hielo.
SUSAN TAUBE: Los platos… congelados, cubiertos por el hielo.
BILL BENSON: Y qué los obligaron a hacer casi inmediatamente cuando…
SUSAN TAUBE: Creo que inmediatamente al segundo día, tuvimos que ir a trabajar. Había un hombre que estaba a cargo, lo habían puesto a cargo de la casa y la gente en condiciones de trabajar tenía que reunirse en frente de la casa y era enviada a la ciudad. Allí recibíamos una piqueta, palas y otras herramientas para quitar el hielo de las aceras para que la población de Riga pudiera caminar en las aceras. A nosotros no nos permitían caminar en las aceras. Además teníamos la estrella judía. Ya la habíamos recibido en Berlín. Ese era nuestro trabajo.
En la mañana, recibíamos un trozo de pan y cuando regresábamos, creo que recibíamos otro trozo de pan, pero de ninguna manera recibíamos una comida caliente ni nada parecido porque ni siquiera había instalaciones para calentar nada. En cuanto al agua, recogíamos nieve y eso bebíamos.