Esther Starobin y sus tres hermanas se fueron de Alemania a Gran Bretaña en 1939 en un rescate especial de niños judíos conocido como Kindertransport o transporte de niños. En este episodio, Esther relata cómo descubrió el destino de sus padres y de su hermano que se habían quedado en Alemania después de que ella y sus hermanas partieran.
La transcripción completa
ESTHER STAROBIN: “A medida que las cartas seguían, la letra se hacía más pequeña, había menos signos de puntuación. Creo que cuando mis padres se dieron cuenta de que en realidad no se reunirían con nosotros, hubo un cambio rotundo”.
NARRADOR: Más de sesenta años después del Holocausto, el odio, el antisemitismo y el genocidio todavía amenazan a nuestro mundo. Las historias de vida de los sobrevivientes del Holocausto trascienden las décadas, y nos recuerdan que permanentemente es necesario ser ciudadanos alertas y poner freno a la injusticia, al prejuicio y al odio, en todo momento y en todo lugar.
Esta serie de podcasts presenta fragmentos de entrevistas a sobrevivientes del Holocausto realizadas en el programa público del Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos llamado En primera persona: conversaciones con sobrevivientes del Holocausto.
En el episodio de hoy, Esther Starobin le cuenta al presentador, Bill Benson, cómo supo cuál había sido el destino de sus padres y su hermano, quienes habían quedado en Alemania después de que ella y sus hermanas emigraran a Gran Bretaña en 1939. Esther y sus tres hermanas fueron enviadas a Gran Bretaña en el Kindertransport, una campaña especial de rescate para salvar niños judíos.
BILL BENSON: Recién mencionó a sus padres. Ustedes recibieron cartas. Sus hermanas sabían que ellos estaban en unos campos. Cuéntenos qué noticias les llegaron de sus padres después de que ustedes dejaran Alemania en junio de 1939. ¿Qué pasó después?
ESTHER STAROBIN: Mis padres y mi hermano fueron arrestados en octubre de 1940, como todos los judíos de Baden, y fueron enviados a Gurs y a Rivesaltes, Francia. Mi padre tenía una pierna de madera que por alguna razón no llevaron con él, y en algunas cartas se menciona que le consiguieron otra.
Estuvieron en esos campos hasta 1942…
BILL BENSON: ¿Campos de Francia?
ESTHER STAROBIN: De Francia. Mi hermano estuvo con ellos hasta 1941 y después lo rescataron; en otro grupo llamado Mil Niños, que trajeron a los Estados Unidos. Él llegó acá en 1941. Aunque él sabía que teníamos tíos, desconocía dónde estaban; pero había una lista. Hay un periódico judío alemán, Aufbau, y había una lista de los niños que llegaban; y mis tíos vieron la lista.
Mis tíos fueron a buscarlo, y mi tía y mi tío lo criaron. Mi tía contaba que al principio, él escondía comida por toda la casa. Siempre tenía hambre. Durante toda su vida, siempre tuvo hambre; siempre tenía mucha comida a mano.
Él nunca hablaba de eso. A fines de la década de 1990, Fred [esposo de Esther] y yo fuimos a Adelsheim porque yo necesitaba saber cuáles eran mis orígenes. Sentía que había nacido en un agujero negro. No sabía nada de mi origen. Envié una postal desde Adelsheim y su esposa me contó que él no quiso mirar la postal, que directamente no hablaba de la postal ni de nada que tuviera que ver con el tema.
Mis padres estuvieron allí hasta 1942; después, en agosto de 1942, los llevaron a Auschwitz, donde los asesinaron al llegar.
BILL BENSON: De hecho, usted conoce la fecha exacta, ¿verdad?
ESTHER STAROBIN: El catorce de agosto.
BILL BENSON: El catorce de agosto. ¿Cómo lo supo?
ESTHER STAROBIN: Hay un libro francés que detalla todos los traslados realizados desde los campos franceses. Bertl [hermana de Esther] escuchó hablar de este libro y lo consiguió. Estaban en el traslado 19. También se especifican los nombres, las edades, la procedencia y el día de llegada a Auschwitz. Así fue que lo supe.
BILL BENSON: ¿Podría contarnos un poco más de las pocas cartas que sus padres, antes de ser enviados a Auschwitz, les enviaron cuando ustedes estaban en Inglaterra?
ESTHER STAROBIN: En la década de 1980, cuando comenzó a aparecer mucha información en la televisión, y artículos e historias sobre el Holocausto, mi hermana Bertl mencionó al pasar: “¡Ah! Yo tengo cartas de nuestra madre”.
BILL BENSON: Entonces, usted no lo sabía.
ESTHER STAROBIN: Claro. Ella sí sabía. Pero yo, no.
BILL BENSON: Usted no sabía nada.
ESTHER STAROBIN: Exacto. Entonces mi esposo, Fred, las hizo traducir con alguien de su oficina que sabía alemán. Y así es cómo en realidad supe algo de mi madre. Quien escribía las cartas era mi madre; mi padre al final decía hola, adiós o alguna otra cosa. Él no decía mucho.
Pero mi madre escribía como cualquier madre escribiría a su hijo, como yo hablaría con mis hijos. Le recomendaba cosas a Bertl, que era una adolescente…
BILL BENSON: Y la hija mayor.
ESTHER STAROBIN: Y la hija mayor. “Cuida que tus hermanas estén bien, que agradezcan a las personas que las están cuidando, que les vaya bien en la escuela, que se limpien detrás de los oídos”; todas esas cosas que las madres decimos.
A medida que las cartas seguían, la letra se hacía más pequeña, había menos signos de puntuación. Creo que cuando mis padres se dieron cuenta de que en realidad no se reunirían con nosotros, hubo un cambio rotundo. Bertl dijo que tenía más cartas, pero que se perdieron con el paso de los años; pero lo más importante que mi madre le dijo a Bertl fue: “Debes mantener a la familia unida”. Por eso es que en 1947, con la ayuda de Bloomsbury House, todos vinimos aquí.