El Coronel Edward Westermann cree que es importante preparar a sus cadetes para confrontar situaciones moralmente complicadas. En un seminario que impartió sobre el Holocausto, Westermann convocó a sus estudiantes a considerar cuidadosamente las responsabilidades de sus puestos.
La transcripción completa
EDWARD WESTERMANN: Alguien que está en una patrulla, en Irak, todos los días se ve forzado a tomar decisiones y esas decisiones que toma tienen que basarse en lo que consideran que es legal, que es moral, para que la camaradería de la unidad, y la cohesión de la unidad no terminen siendo más importantes que las responsabilidades morales y éticas.
ALEISA FISHMAN: Como Comandante del Entrenamiento Básico en la base de la Fuerza Aérea de Lackland, en Texas, el Coronel Edward Westermann cree que es importante preparar a sus cadetes para confrontar situaciones moralmente complicadas. Westermann ha aprendido muchas lecciones para su propia vida militar de los estudios que realizó sobre el Holocausto. En un seminario que impartió sobre el Holocausto para los cadetes de la Academia de la Fuerza Aérea, Westermann convocó a sus estudiantes a considerar cuidadosamente las responsabilidades de sus puestos.
Bienvenido a Voces sobre el antisemitismo, una serie de podcasts del Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos, que ha sido posible gracias al generoso apoyo de la Fundación Oliver y Elizabeth Stanton. Me llamo Aleisa Fishman y seré su presentadora. Cada dos semanas, recibimos a un invitado para reflexionar sobre las muchas maneras en que el antisemitismo y el odio influencian nuestro mundo en la actualidad. Desde San Antonio, Texas, les presento al Coronel Edward Wesermann.
EDWARD WESTERMANN: Empecé a interesarme en los estudios sobre el Holocausto después de irme de Alemania, después de una misión de vuelo con la Fuerza Aérea Alemana. Poco después, fui a la Academia de la Fuerza Aérea a dar el curso sobre el Holocausto, porque cuando uno lleva un uniforme, uno tiene un compromiso especial, un contrato especial de confianza, y una responsabilidad especial de proteger a nuestro país y de proteger a nuestro pueblo. Y lo que muestra el Holocausto es que las personas que llevan ese uniforme —en este caso, el uniforme alemán— tienen ese mismo contrato. Sin embargo, de alguna manera ese contrato se dañó en ese momento. Y para mí esa es una lección objetiva para los militares profesionales sobre lo que sucede cuando uno comienza a recorrer ese camino.
Uno de los mecanismos que utilicé en la clase eran ensayos de juegos de roles. Y, por ejemplo, en uno de estos ejercicios pedía a los estudiantes que escribieran una composición desde el punto de vista de un policía alemán que ha sido trasladado a Polonia y recibe órdenes de ir a una aldea local, con el sobrentendido de que las acciones en la aldea van a implicar en esencia un asesinato en masa. Y la pregunta para los estudiantes es cuáles son las opciones que tienen disponibles y cómo pueden lidiar con esas opciones. Así, la idea de que estos estudiantes se den cuenta de que el Holocausto les ofrece un punto de referencia para sacar conclusiones aplicables a los entornos actuales —en Afganistán o en Irak, o en cualquier otro lugar en el mundo— donde nuestros militares están participando en situaciones que no siempre son blanco o negro.
Nosotros tenemos un proceso, cada organización tiene un proceso de socialización entre individuos dentro de la organización, tanto sea en IBM como en las fuerzas armadas. Lo que para mí es importante es entender que esos procesos pueden ser un cosa muy positiva para crear identidad y para crear un objetivo compartido. Sin embargo, el estudio del Holocausto también demuestra que esos mismos procesos se pueden pervertir y utilizar para cambiar una organización e impulsarla también en una dirección diferente. Las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, si hablamos de My Lai, si hablamos de casos donde la gente eligió optar por la camaradería del grupo por encima de sus responsabilidades éticas y morales, son decisiones que se toman en un segundo. Pero lo que el estudio del Holocausto permite a la gente es que, si uno se enfrenta a esa pregunta en el mismo momento en que está parado en una calle de Bagdad o cuando está parado en una calle de Kabul, que si esa es la primera vez que uno se pregunta “¿cuáles son mis responsabilidades éticas y morales en situaciones moralmente ambiguas en las que tengo que reaccionar?”, es que la pregunta se hizo demasiado tarde.
Es un tema muy difícil de enseñar. Y siempre sucede cuando uno exige a las personas un nivel de juicio elevado, pero el hecho es que, como militares, les damos una gran responsabilidad a hombres y mujeres jóvenes, en sitios donde tenemos que tener expectativas muy altas sobre su capacidad para lidiar con esos tipos de situaciones.
Analizar el Holocausto como católico también creo que es importante, porque es un tema que sobrepasa el ámbito de la fe. Sin duda afecta a los miembros de la fe judía de una manera muy concreta y personal. Pero creo que el Holocausto, lo que nos muestra también es que sobrepasó los límites de un sola fe, porque todos estuvimos en esas rampas en Auschwitz de alguna manera. Los estudios que hice del Holocausto afectan la manera en que veo las situaciones a mi alrededor. Afectan la manera en que interpreto las situaciones a mi alrededor. Y creo que, en ese aspecto, son algo valioso.