Aunque dejó el sacerdocio hace más de treinta años, James Carroll ha seguido luchando la historia de dos mil años de antijudaísmo de la Iglesia.
La transcripción completa
JAMES CARROLL: Es imperativamente importante para mí que una cristiandad reformada, autocrítica, ecuménica y respetuosa domine el mundo cristiano en el siglo XXI. Y el mundo cristiano está en guerra consigo mismo en estos momentos con una lucha interna entre el fundamentalismo triunfalista desafiante y lo que podría llamarse una iglesia emergente.
Y la cruz de Auschwitz es un símbolo, realmente un símbolo, un símbolo equivocado, desacertado e ignorante de la cristiandad que debe quedar atrás.
DANIEL GREENE: Aunque dejó el sacerdocio hace más de treinta años, James Carroll ha seguido luchando con su relación con la Iglesia Católica. El polémico libro de Carroll, Constantine's Sword, es una exploración muy personal de su amor por la cristiandad así como su confrontación con la historia de dos mil años de antijudaísmo de la Iglesia. Esa confrontación pasó a ser el centro de atención cuando Carroll vio por primera vez la gran cruz de madera erigida por los católicos en el campo de exterminio de Auschwitz.
Bienvenido a Voces sobre el antisemitismo, una serie de podcasts gratuitos del Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos que es posible gracias al generoso apoyo de la Oliver and Elizabeth Stanton Foundation. Soy Daniel Greene. Cada dos semanas, invitamos a una persona para que reflexione acerca de las diversas maneras en las que el antisemitismo y el odio influyen en nuestro mundo actual. Aquí presentamos al autor, James Carroll.
JAMES CARROLL: Para las primeras generaciones del movimiento cristiano, la cruz no era un símbolo importante. Por el contrario, la cruz era un instrumento de ejecución, puro y simple. Era un símbolo de vergüenza y desgracia. La cruz adquirió fuerza en la imaginación cristiana sólo con la conversión de Constantino a principios del siglo IV. Ordenó a sus soldados remodelar sus espadas y lanzas con la forma de una cruz. Y entró en batalla detrás de este símbolo. Y repentinamente la violencia de la cruz se convirtió en un símbolo de fe cristiana. Encontramos en el Evangelio una clase de inversión triunfante del significado de la cruz. Sí, es verdad. Pero luego, con el transcurrir de los siglos, la cruz se convierte en el emblema de las expresiones triunfalistas cristianas contra los judíos y el pueblo judío. Sin importar la historia, la historia auténtica era que se trataba de un instrumento de ejecución romano, erigido por los romanos. Ahora se usa contra los judíos.
El Concilio Vaticano II fue una sorprendente confrontación por parte de la propia cúpula de la Iglesia con los fracasos de la Iglesia. La manifestación más importante de dicho reconocimiento fue el documento Nostra Aetate, emitido en 1965 -- justo en medio de mi entrenamiento para el sacerdocio -- que fue la declaración revolucionaria de que el pueblo cristiano ya no podía decir que Jesucristo fue asesinado por el pueblo judío, y además decía que la religión judía seguía teniendo validez. Pues bien, estas dos observaciones eran un giro completo de las afirmaciones básicas de la doctrina católica y cristiana que se remontaban casi al período del Nuevo Testamento.
No obstante lo anterior, es fundamental enfrentar el hecho terriblemente desalentador de que el cristiano creyente promedio del mundo actual aún tiende a creer que “los judíos” asesinaron a Cristo, y aún tiende a creer que la verdad cristiana ha reemplazado a la verdad judía. Y como prueba de ello, desde luego, no hace falta más que ver la tremenda respuesta a la película de Mel Gibson, La pasión de Cristo. Mel Gibson expuso vívidamente la teología que la Nostra Aetate había repudiado. Simplemente muestra lo arraigada que se encuentra en la psique cristiana la acusación de deicidio contra el pueblo judío.
Fui a Auschwitz por primera vez en 1995. Y fui a Auschwitz como lo haría cualquier católico de mi generación, preparado contra lo que contemplaría, pero también preparado contra cualquier indulgencia de sentimiento mezquino hacia ello.
Lo último que esperaba encontrar cuando fui a Auschwitz se vislumbraba en la pared -- los católicos polacos habían erigido una grande y voluminosa cruz de madera. Y coincido con los judíos que la encuentran ofensiva. Que Auschwitz, incluso en las más implícitas de las formas, sea reivindicado por los cristianos es algo que está terriblemente mal.
¿Que le están diciendo los cristianos a los judíos? ¿Les están diciendo que las muertes de aquellos que fueron asesinados en Auschwitz son alguna forma de redención, de la manera que los cristianos creen que lo fue la muerte de Jesús? Si es eso lo que se está diciendo es una ofensa completamente diferente. No existe ninguna redención de las muertes de las personas que murieron en Auschwitz, punto. No debe haber ningún menoscabo del horror, ninguna capa de piedad cristiana en él.
La pregunta obligada: ¿qué se está diciendo acerca de Jesucristo al tener este símbolo que lo asociamos con él, este instrumento sobre el que murió? ¿Qué, qué está diciendo? ¿Jesús de Nazareth en Auschwitz? Si hubiese estado en Auschwitz habría estado allí simplemente por su condición de judío, uno de los judíos que murieron con un número en lugar de un nombre.